Nuestros orígenes









Pueblo pintoresco y escalonado en la falda sur de la Sierra de los Filabres. Separado del resto, un tanto olvidado, desafiante por lo original y bravío por no temer a la despoblación; soledad en invierno, animación del estío, singularidad urbanística, cubiertas de pizarra y la quietud del paisaje le hacen ser distinto con unas vistas panorámicas que sorprende al visitante.

La «solana de los almendros» es el calificativo más apropiado, por el amplio espacio dedicado al cultivado por sus moradores, que junto a formas y detalles de su pasado árabe, conforman un conjunto armonioso entre lo rural y lo urbano que se va reflejando en los rincones del pueblo más atractivos.

En sus cinco anejos,
Moratón, Noria, Zarzales, Norieta y los Nudos, las ramblas de Moratón, los Zarzales y la Bermeja, cuando el agua abundaba, había familias dedicadas a la agricultura al amparo de la «Rambla de los Nudos» que recogía las aguas del resto. Clima serrano agradable, frío moderado en invierno, noches agradables en verano, precipitaciones escasas, siendo la primavera la estación más lluviosa; altitud media de 1.005,6 m., considerado lugar de media montaña.

Las zonas abruptas y montañosas caracterizan el municipio donde encontramos especies típicamente mediterráneas como la encina, tomillo, romero, aulaga; coníferas (pino, laricio y rodeno) que forman algunas pequeñas masas boscosas.

El origen árabe, junto con una serie de características en su tipología urbanística como es la utilización de lajas de pizarra en la construcción y principalmente en las cubiertas, hacen de Senés un lugar especial dentro del conjunto de los pequeños pueblos de Filabres, con tantas cosas en común, pero, a su vez, con particularidades destacables.

En las proximidades encontramos el despoblado de Cuesta Roca, estudiado por P. Cressier, que está situado en la ladera noroeste del cerro de la Mezquita, cercano al pueblo. Los restos de casas cubren una gran superficie y están bien conservados.


"Vista general"

Las construcciones son de piedra y tierra, de poca altura y se pueden ver en las paredes algunas inscripciones árabes, restos de cerámica y las entradas de los silos que habría en los patios de las casas. A la orilla norte del río se encuentra La Hoya, otro despoblado, donde unos bancales de cultivo reutilizan las ruinas de las casas. Se han encontrado restos de cerámica, algunos enterramientos y la presencia de una posible fundición de hierro.

Fue construida en el siglo XII y tiene un carácter estrictamente defensivo; la muralla es de esquisto y tierra. Se levanta en un alto peñón, cuyo profundo barranco abre espacio a la vega, y las construcciones interiores son escasas.

La iglesia parroquial es de estilo mudéjar, reparada después de la expulsión de los moriscos en el siglo XVI con la llegada de los repobladores, situada en la plaza y presidiendo todos los actos sociales del pueblo; una nave central y capilla lateral albergan imágenes y complementos de gran valor artístico y sentimental para los hijos de Senés.