Vida y economía rural









La economía de Senés es predominantemente rural. Tradicionalmente cultivos de secano, regadío y ganadería se han complementado. Las tierras de secano se destinaban principalmente al cultivo de cebada, centeno y trigo, aunque también aparecían los morales, algarrobos o almendros, mientras que en las tierras de regadío producían hortalizas para el consumo familiar, patatas y maíz.

El agua que se ha venido utilizando para el regadío es fundamentalmente la de fuentes y pozos que se abastecían de las ramblas en época de lluvias, contando también con algunos aljibes.


En su parte sur hay una pequeña huerta con bancales de tierra muy fértil que se riegan con el agua que baja de la sierra y se distribuye desde la balsa comunitaria; esta fuente es un lugar emblemático por haber sido parte del conjunto denominado «
Molino de los Cereales» y en la actualidad merendero y lugar de reunión.

En unas tierras montañosas, poco cultivadas por las dificultades del terreno y la escasa calidad productiva del suelo labrado, han conseguido que la agricultura de subsistencia fuese el medio de vida más importante, pero con mucho esfuerzo y escasa rentabilidad. Hoy se mantienen algunas parcelas en producción, pero como entretenimiento de los vecinos y algunos hijos del pueblo que vuelven los fines de semana y tienen como afición las labores agrícolas.


Los
cotos de caza, la cosecha de almendra, el aceite de buena calidad y la recolección del tomillo de los montes son más destacables que la propia agricultura tradicional; se han superado los años de trilla de cereales en las numerosas eras de piedra existentes, los encuentros de campesinos amigos y las veladas veraniegas en las puertas de los cortijos contando historias y leyendas de todo tipo.


"Vista general"

A pocos kilómetros del pueblo una espléndida sierra poblada de pinos contrasta con la parte desértica del Sur; la caza, los lanzamientos en «ala delta», senderismo y ciclismo de montaña cubren el tiempo libre de los fines de semana y dinamizan la economía local.

A partir de los años setenta el Estado ha venido comprando a los vecinos tierras de la sierra, iniciando una importante repoblación forestal de pinos y encinas, y colaborando en su realización bastantes personas del pueblo como obreros, que hoy ven recompensado su trabajo con un espléndido paisaje natural de bosque, donde viven, entre otros animales, jabalíes, perdices, conejos y muflones.

Hay varias zonas recreativas perfectamente acondicionadas con mesas, barbacoas y fuentes de agua potable; los merenderos La Silveria, Fábregas y Calar Alto nos permiten contemplar bellos paisajes de forma cómoda, recoger setas y disfrutar en los manantiales de Las Nogueras, El Pilarico, Barranco del Agua y Prados Altos.